La preparación de estas albóndigas empieza la noche antes de hacerlas, momento en el que debes dejar a remojo los garbanzos y la cebada en un recipiente. Deben estar un mínimo de cuatro horas, aunque lo ideal es que se queden toda la noche.
Al día siguiente debes tirar ese agua, poner los garbanzos y la cebada en una olla exprés y volver a cubrirlos con agua. La cocción durará alrededor de 20 minutos (1 hora si es una olla normal).
Mientras tanto, pica el ajo, los puerros, la calabaza y la cebolla en trozos pequeños.
Calienta un poco de aceite de oliva en una sartén y echa la cebolla y el ajo para que se vayan pochando. Cuando hayan pasado unos minutos, añade a la sartén la calabaza y el puerro junto a una pizca de sal. Debes echar también la pimienta y el resto de especias. Pon el fuego a potencia baja y ve removiendo hasta que la calabaza esté prácticamente deshecha.
Cuando los garbanzos y la cebada estén listos, déjalos escurriendo y, mientras tanto, bate un poco los huevos, no demasiado.
Aplasta los garbanzos y la cebada hasta formar una pasta homogénea y échala en un recipiente. Añade las verduras, el huevo, el pan rallado y el queso (opcional). Si quieres, puedes ponerle una pizca de sal y pimienta antes de mezclarlo todo concienzudamente. El resultado debe ser una masa homogénea ligeramente húmeda.
Moldea las albóndigas y ve cocinándolas, a fuego medio, en una sartén con aceite previamente calentado.